Es inevitable que conforme pasan los años una relación se torne monótona, producto de la rutina que siempre está presente en nuestros días. El trabajo trae como consecuencia el agotamiento corporal y mental, y luego cuando estamos junto a nuestra pareja, aunque tengamos toda la intención y voluntad, el cansancio ganará. Y esto no es culpa de ninguno de los dos, sino parte inherente de la rutina laboral.
Para resolver esto, y recuperar el romance que ostentaba nuestra relación en sus primeros años, es justamente necesario recordar ese inicio. Las razones que provocaron el enamoramiento, las salidas y alegrías que llenaron esos días, las palabras llenas de ternura, y los detalles que nos sacaron más de una sonrisa.
Una vez que tengamos todo eso en claro, sabremos con claridad qué es lo que añoramos, qué es lo que actualmente podríamos tener, y entonces, qué es lo que buscaremos recuperar con férrea voluntad.
El romance en una relación se encuentra en los detalles, y no me refiero precisamente a los tangibles, aunque estos siempre son importantes para sorprender y agasajar, más aún si no es una fecha en particular, algo que siempre debe tenerse en cuenta es que uno nunca debe limitarse a un día como el cumpleaños, aniversario, San Valentín o similar, para tratar de una manera especial a la otra persona.
En las gratas sorpresas se encuentran las mayores alegrías. Un desayuno en la cama sin razón aparente, una pequeña nota de amor ubicada en el bolsillo, una salida inesperada; toda aquella acción que provoque desconcierto, y esa sonrisa transparente y sincera.
El punto está en nunca dejar de enamorar a tu pareja, cada día debe de tener algo de romance, y por más que la rutina aparezca, si hay amor de por medio, encontrarán el momento adecuado para dedicarse el uno al otro.