Las emociones de los gatos presentan grandes paradojas, por ejemplo, adoran las caricias, pero el placer que les produce hace que muchas veces deseen morder a las personas que se las hace.
Debido que para los humanos el tacto es uno de los sentidos más importantes, manifestar sus sentimientos a través de las caricias, y en especial con la piel del gato, tan tibia y suave, es muy placentero. Los felinos, en cambio, sólo tienen contacto físico durante el amamantamiento o luego para conservar el calor o practicar sexo.
Por esta razón, en principio, los gatos adoran las caricias porque los recuerdas cuidados maternos, pero cuando se prolonga por mucho tiempo les provoca un conflicto emocional. El gato se siente amenazado y en algunos casos muerde o sólo se aleja de un salto. Luego se reanima y vuelve al regazo de su amo en busca de nuevos mimos.